En el anecdotario de la Ciudad de Ávila he encontrado una curiosa historia: En el Palacio medieval de los Dávila se abrieron varias ventanas en la parte del lienzo sur de la muralla de la ciudad con vistas al valle amblés. La Reina Jana I de Castilla ordenó tapiarlas. Años mas tarde, en 1.541 el señor del Palacio, Don Pedro Dávila, abrió una nueva ventana, esta vez con miras al interior de la Ciudad Amurallada, un bonito mirador sobre la puerta del Rastro. En esa ventana reza la leyenda: “DONDE UNA PUERTA SE CIERRA OTRA SE ABRE”.
En épocas como esta, de crisis y de incertidumbre, solemos actuar con miedo, en muchos casos renunciando a nuestros propios valores y convicciones mas profundas. Pero traicionar nuestros valores, nuestros principios y nuestras convicciones no hace mas que minar nuestra autoestima e impide que aflore nuestro talento. No en vano, el miedo es diametralmente opuesto al talento. Afortunadamente, parece que va calando la idea, en el mundo de la empresa, de la educación y en la sociedad en general, de prestar especial atención al talento como estrategia para desarrollar todo el potencial humano de cara al futuro.
Por eso te animo a no tener miedo para que pueda aflorar todo tu talento y a que construyas tu futuro en base a unos principios y valores sólidos que conformen la cimentación de tu carácter y de tus hábitos, que sean tu guía y te ayuden en la toma de decisiones cotidianas. Y si a pesar de esto caes, levántate de nuevo, porque “donde una puerta se cierra otra se abre”.
Quiero dedicar este post a Iván De La Cerda, ejemplo de persona con unos sólidos principios como el del esfuerzo y la honradez, quien en una comida de trabajo junto al Palacio de los Dávila me contaba esta historia el pasado mes de julio.
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