En el ámbito empresarial he sido testigo en infinidad de ocasiones de cómo personas con gente a su cargo se referían a sus subordinados con frases del tipo: “este no lo va a conseguir” “aquel no sabe hacerlo” “tú no eres capaz de conseguirlo”, etc…
No solo en el ámbito empresarial, sino en cualquier ámbito relacional, cotidianamente se producen este tipo de manifestaciones que no dejan de ser una especie de premonición de lo que va a suceder, una suerte de profecía que termina por cumplirse. Goethe decía: “Trata a un hombre como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede ser y se convertirá en aquello que puede ser”.
Nos preguntamos qué hacer para que nuestro compañero de trabajo, nuestro jefe, nuestro alumno, nuestra pareja, nuestro hijo, etc… se desarrollen y consigan aquello que nos gustaría. Ponemos normalmente el acento en ellos, pero qué tal si prestas atención a lo que tú piensas de ellos. Si piensas que no podrán, no hace falta que se lo digas, porque se lo estás transmitiendo con tus gestos, con tu mirada y en general, con tu lenguaje no verbal. Y es que no podemos no comunicar. Más del 70 % de la comunicación se realiza a través de medios no verbales.
Por esto precisamente, qué tal si cambias tu diálogo interno y ves en el otro el potencial que todo ser humano tiene de conseguir aquello que realmente se proponga. Si crees en los tuyos, les estarás ayudando a que consigan aquello que se propongan.
Quiero dedicar este post a mi amigo Christopher Ransford por la confianza que ha depositado en mí y que me transmite desde su palabra, su corporalidad y su emoción.
¿Qué te dices de los que te rodean? ¿Qué crees que ellos perciben de ti?.
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