En mi DECÁLOGO DE EQUIPOS FASCINANTES, el quinto de los factores que distingue a un equipo de alto rendimiento es el tratamiento que sus miembros dan a sus DIFERENCIAS. Y es que en los EQUIPOS FASCINANTES coexisten distintos tipos de personalidades complementarias que no solo se aceptan, sino que se consideran necesarios. Sus miembros no se empeñan en imponer su criterio y practican la escucha activa. La diferencia, puesta en valor, no suma sino que multiplica.
Quiero hablarte de una herramienta que utilizo en mi trabajo de consultoría. Se trata del Myers-Briggs Type Indicator, conocido por las siglas MBTI, para la que cuento con la certificación de la Oxford University y la OPP. El MBTI no es un fin en si mismo, sino un medio para alcanzar otros fines. Se trata una potente herramienta que tiene una doble vertiente: Conocernos a nosotros mismos y conocer a los otros con quienes interactuamos. Puesta a disposición de un equipo nos facilita un mapa del desarrollo del mismo y nos muestra la red de interrelaciones que se producen entre los distintos modos de gestionar la energía, entender el mundo, tomar decisiones y nuestro estilo de vida preferidos.
Imagina que puedes conocer qué sucede en la cabeza de tus compañeros de trabajo o en tu pareja o en aquellos con que te relacionas. Imagina que logras comprender cómo perciben la realidad y qué diferencias hay con la forma en que tú la percibes. Imagina que entiendes cuál es el proceso que utilizan y utilizas para la toma de decisiones y que entiendes por qué tienen un estilo de vida y no otro.
Es un excelente medio para practicar la escucha activa y dejar de imponer nuestro criterio. La mayoría de la gente prefiere escucharse a si mismo que escuchar a otro y no acostumbran a poner la suficiente atención como para poder ayudarlo. Es común ver cómo las personas necesitamos afirmarnos y apresurarnos a imponer nuestros puntos de vista sobre otros, en lugar de escucharlos y tratar de entenderlos aventurándonos a aconsejar desde nosotros, impidiendo así que el otro encuentre sus respuestas a las situaciones por las que atraviesa.
Entender que tu “mapa”, como llama la PNL, no es igual al “mapa” del otro es de vital importancia para el entendimiento, la prevención de conflictos, el respeto mutuo y la confianza. Afortunadamente, existen herramientas que pueden acelerar este proceso, como el MBTI.
Y ahora te toca pensar un poco… ¿Cómo te relacionas con los que son diferentes a ti? ¿Cuánta atención pones en lo que te cuentan otros? ¿Qué estás pensando mientras les escuchas? ¿Qué necesitan cuando te hablan? ¿Qué vas a hacer a partir de ahora?
Quiero dedicar este artículo a Antonio J. Molina, que en su proceso de crecimiento personal y profesional ha apostado por herramientas como el MBTI para profesionalizar su empresa e implantar la cultura del trabajo en equipo, la escucha activa, el respeto y la confianza, consiguiendo de esta forma que la diferencia en su empresa no sume, sino que multiplique. Gracias por tu confianza Antonio.
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