Vivimos en tiempos revueltos. Es tiempo de tremendos cambios, de enormes desequilibrios, de bochornosas estafas, de inexplicables injusticias, de muchas dificultades económicas, de inciertos miedos que nos presagian un futuro teñido de negro.
Estoy seguro que te has planteado cómo puedes influir en que mejore la situación. Parece obvio que la solución pasa por transmitir un mensaje de optimismo y de confianza en el futuro. Sin embargo es posible que con cierta facilidad te hayas dejado arrastrar por la corriente sucumbiendo a la emoción colectiva de frustración, enfado, escepticismo y pesimismo, y que tu leguaje se haya adaptado al de los que te rodean, y te escuchas pronunciando frases del tipo: “Esto está fatal”, “lo peor está aún por venir”, “no tenemos salida”, “este país se hunde”, etc… ¿Cómo te suenan todas estas frases puestas en tu boca?
Lo cierto es que nuestra sociedad está compuesta por todos y cada uno de nosotros, que individualmente hacemos pequeñas aportaciones que todas juntas conforman un ente superior que tiene vida propia, creencias propias, anhelos propios e incluso sentimientos propios. Se estima que hasta el 30% de los resultados de un equipo se puede ver alterado en función de sus emociones. Tanto en la mejora de los mismos, si las emociones son positivas, como en el empeoramiento, si las emociones son negativas. ¿Imaginas adónde podría llegar nuestra sociedad si mejorase un 30% sus resultados? ¿Dónde quedaría la crisis?
Recientemente tuve la oportunidad de asistir como invitado a una mesa de debate en la que se trató la situación del tejido empresarial. En la Cadena Ser pude comprobar cómo el tono medio de los mensajes inducía al pesimismo colectivo. Ese sentimiento de derrota general se respira en el ambiente y se contagia, y todos y cada uno de nosotros tenemos una gran responsabilidad en lo que se pulsa, lo que siente nuestro sistema.
No es la primera vez que afirmo que tú eres único e irrepetible, y es en esta singularidad en la que con tu forma de pensar, de hablar, de actuar y de sentir influyes en los demás, de la misma forma que todos ellos juntos han influido en ti.
Te animo a que te sientas protagonista, no solo de tu destino, sino también del de cualquier colectivo o sistema al que pertenezcas y aportes tu granito de arena con la finalidad de conseguir una sociedad mejor.
Quiero dedicar este artículo a Gema Vinuesa, compañera del MBA de Fundesem Business School, que compartió conmigo mesa en este evento y de quien guardo un especial recuerdo en nuestro paso por esa experiencia formativa.
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