En el fondo de cada uno de nosotros existe el anhelo de vivir una vida de grandeza y de contribución, de importar de verdad, de marcar una verdadera diferencia. Puede que dudemos de nosotros mismos y de nuestra capacidad para hacerlo. Sin embargo estoy plenamente convencido de que se puede vivir de esa manera. Todos tenemos el potencial suficiente en nuestro interior para conseguir lo que nos propongamos.
En este sentido, quiero hoy compartir con todos vosotros mi propia experiencia. En muchos de mis cursos recibo feedback de los alumnos a través de correos, pero el de esta semana resume como ninguno muchos de los mensajes que más hondo han calado en mi filosofía de vida. Dice así:
“Hola José Luis. Mi más sincero agradecimiento por estos dos días compartidos, por tu profesionalidad y especialmente por tu responsabilidad, por tu capacidad de persuadir, etc… Estoy seguro que tu vida será un continuo éxito. Bendito el día en que decidiste dedicarte a esto y contribuir a comunicar que podemos ser mejores personas para entre todos lograr un mundo mejor. Ojalá de verdad el siglo XXI sea el siglo de las personas. Dios te oiga. Me he emocionado mucho en algunos momentos… Personalmente, en cuanto consiga organizar mi tiempo (mi vida es una constante pelea con él), eliminando, simplificando y combinando, he decidido fijarme unos objetivos concretos para dedicarme más a mí mismo y quererme, vencer mi inseguridad y mi timidez, y ser capaz de conseguir “creer en mí mismo para tener vida propia”. Quizá me sienta desprotegido por siempre haberme auto-protegido… Me pongo el reto de pensar más en positivo y tener mejor humor… Muchas gracias. Un fuerte abrazo: Vicente.”
Decía la Madre Teresa de Calcuta que “pocos de nosotros podemos hacer grandes cosas, pero todos podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”.
Me despido con unas reflexiones: ¿Qué quieres conseguir? ¿Cómo lo vas a hacer?, y lo más importante ¿Cuándo?
Quiero dedicar este post a Amparo C., alumna de uno de mis cursos y que con sus comentarios me anima a seguir por este camino de entrega y dedicación a los demás, para aportar mi pequeño grano de arena con la finalidad de conseguir un mundo mejor. Por último, te sugiero que reflexiones durante un instante sobre lo comentado mientras escuchas el siguiente vídeo:
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