Os traigo hoy un concepto que cada día tiene mayor resonancia en el mundo empresarial: La “RESILIENCIA”. Este concepto, que proviene del mundo de la física, fue usado inicialmente en relación a la capacidad de un metal determinado de resistir y ser flexible.
La resiliencia humana es, por tanto, esa fuerza impulsora interior que poseemos; la capacidad “natural” que tiene cada uno de nosotros para poder tolerar las adversidades de la vida; de poder transformarlas en desafíos, en nuevas oportunidades para fortalecernos.
Yo había oído hablar de este término, pero no terminaba de comprenderlo hasta que el pasado miércoles asistí a una charla sobre gestión de conflictos en Expomanagement, en la que intervino Irene Villa.
Irene es la “RESILIENCIA” en estado puro. Cualquier comentario acerca de ella sería infinitamente menor que la grandeza de su persona, así que he decidido transcribir literalmente algunos apuntes tomados en mi libreta, que puestos en boca de Irene cobran una especial relevancia:
“No es lo que te pasa, sino cómo te lo tomas”. “Solo podemos florecer el día que aceptamos que somos lo que somos”. “Lo mas importante es la autoestima, mas que unas piernas, una casa, un coche, etc…”. “El mundo es como lo ves. Si quieres, puedes ver terrorismo, si quieres, puedes ver ilusión…”. “Si sonríes, el mundo te sonríe”. “La única vez que me hundí fue porque perdí la esperanza”. “La única derrota es el desaliento”. “No importa las veces que te caigas, sino las veces que te levantas”. “El fracaso enseña lo que el éxito oculta”. “Mira al frente, ten valor y jamás te rindas”.
Durante la charla nos contaba Irene su historia de constante superación ante las adversidades, que comenzaron el día que unos terroristas decidieron que le sobraban las piernas y casi la matan junto a su madre en un terrible atentado.
Me contaba Irene que se casa el próximo sábado, día 4 de junio, y quería, desde este rincón, hacerle mi pequeño regalo de boda y dedicarle este post en agradecimiento a su ejemplo vital que nos llena a todos de esperanza y nos da fuerzas para no ser nunca derrotados por el desaliento.
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